pagina

De Cubrebocas y Responsabilidad Social

Por Alicia Yolanda Reyes
Hace casi dos años que la aparición del Covid 19 nos obligó a utilizar cubrebocas , para evitar enfermar o afectar a terceros, la utilidad de estos adminículos nunca estuvo del todo clara, mientras que había quienes aseveraban que si todas las personas las portaban, mantenían la sana distancia y utilizaban gel, las posibilidades de entrar en contacto con el virus eran de menos del 20 % para la población en general, siempre y cuando se utilizara de la forma adecuada, cubriendo nariz y boca, hasta la barbilla, desecharlos después de 6 horas de uso continuo, o antes si se humedecía.
Los materiales con los que se fabricaban son variados, desde los de tela, con dos o tres capas, los de uso quirúrgico desechables, los de material más rígido, y así hasta el infinito.
Un cubrebocas llegó a venderse en cerca de 200 pesos, y con la recomendación de utilizarse máximo 72 horas, de forma discontinua.
Actualmente se pueden encontrar en paquetes, por docenas, o de forma individual a precios más accesibles.
Nos raro que las tiendas de abarrotes, los puestos de periódicos, las farmacias, los super y tienda de convivencia los oferten.
La mayoría de los comercios, restaurantes, y demás centros de convivencia los exigen para ingresar o deambular dentro de los mismos.
El transporte público desde aviones, hasta autobuses urbanos exigen su uso, tanto a los conductores, pilotos y demás personal, como a los usuarios.
En algunas entidades como Jalisco, se llegó incluso a multar a las personas que no lo portaban, y se cometieron abusos contra quienes salían a la calle sin él.
El caso de un joven que fue asesinado a golpes por los patrulleros porque salió a la tienda con la cara descubierta, las protestas no se hicieron esperar y se relajó un poco la exigencia hacía la ciudadanía.
Desde el inicio, hubo quienes se negaban a utilizarlo, incluso personal médico, que se lo bajaban a la barbilla o de plano se lo quitaban.
Hace un año tuve una discusión con una enfermera que subió a un elevador atestado sin el cubrebocas alegando que tenía calor y se iba a bajar rápido.
Los taxistas también a menudo circulan sin el cubrebocas y al pedirles que se lo pongan, de plano se niegan o arrancan el vehículo, no sin antes gritar palabras altisonantes ante la usuaria que se atrevió a solicitar que lo usaran.
Con la llegada de la vacuna muchas personas pensaron que ya no era necesario esa protección, y así lo expresaban, “ya estoy vacunado”, “ya me dio Covid” “ya tengo anticuerpos” y cosas por el estilo.
En la actualidad algunas entidades dejan a criterio de las personas su utilización en áreas abiertas, pero sigue la recomendación de portarlo en lugares cerrados.
Los niños y niñas llegan a la escuela con el cubrebocas, mismo que se retiran a la hora de recreo o cuando juegan, lo mismo sucede con el personal educativo, que con el pretexto de que no pueden dar su clase con el cubrebocas “porqué no los escuchan” lo retiran.
Ojalá y pronto más gente se vacune y el virus sea controlado, por lo pronto si se está en un lugar cerrado, es preferible utilizarlo en aras de la protección personal y colectiva (aliciayolandar@hotmail.com)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

10 + seven =