· Descubren un antiguo brote de un coronavirus parecido al SARS-CoV-2 que debió haber estado extendido para dejar rastros genéticos en la población contemporánea del este de Asia. Otros equipos intentan predecir cuándo y en qué animales surgirá la próxima pandemia
La actual pandemia de coronavirus ha llevado a los investigadores a echar la vista atrás para buscar otros precedentes. Tan sólo en los últimos 20 años ha habido otros dos coronavirus que causaron víctimas mortales aunque su alcance fue mucho menor que el actual SARS-COV-2, causante de la pandemia de Covid-19 que ya ha matado a 3,8 de millones de personas en todo el mundo.
En 2002 surgió en China el SARS-CoV que dio lugar a otra enfermedad respiratoria, el SARS (síndrome respiratorio agudo grave) que causó la muerte de 800 personas. En 2012 se identificó el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV, por el que murieron más de 850 personas).
Se sabe que los virus zoonóticos han causado epidemias y pandemias en las poblaciones humanas durante siglos pero ahora, analizando genomas modernos, un equipo internacional de investigadores ha sido capaz de descubrir que hace 20.000 años, un gran brote de coronavirus afectó al territorio que hoy es el este de Asia. Los antepasados de los habitantes de esta región sufrieron una epidemia de una enfermedad inducida por un coronavirus que probablemente fue similar al SARS-CoV-2 que ha provocado la Covid-19.
Como explican este jueves en la revista Current Biology,utilizaron los datos del Proyecto 1.000 genomas, el mayor catálogo público de variaciones genéticas, y examinaron los cambios en los genes humanos que codifican las proteínas que interactúan con el coronavirus SARS-CoV-2.
Kirill Alexandrov, profesor de biología sintética en la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT), en Australia, y autor principal del estudio, explica que usaron “genomas contemporáneos en los que el análisis bioinformático pudo identificar cambios en los genes que interactúan con los virus que aparecieron hace mucho tiempo”.
En concreto, sintetizaron proteínas humanas y del SARS-CoV-2 y junto al trabajo de los científicos computacionales del equipo, que aplicaron el análisis evolutivo al conjunto de datos genómicos humanos, descubrieron evidencias de que los antepasados de la actual población del este de Asia sufrieron esa enfermedad.
Según señala el científico ruso a través de un correo electrónico, su estudio “ofrece pruebas circunstanciales que respaldarían que aquel virus fue bastante similar al actual SARS-Cov-2. No obstante, aunque es improbable, no podemos descartar completametne que se tratara de un virus totalmente distinto que atacó a los mismos genes humanos que ataca el SARS-Cov-2″.
La epidemia habría afectado a habitantes de las áreas que hoy ocupan China, Japón, Mongolia, Corea del Norte, Corea del Sur y Taiwan. “Este antiguo virus tuvo que haber estado muy extendido y debió infectar a una gran proporción de los antiguos habitantes del este de Asia para haber desencadenado los fuertes eventos de selección que observamos en los genomas de personas de Asia oriental”, sostiene su colega David Enard, especialista en bioinformática de la Universidad de Arizona y coautor del estudio.
“Desde mi punto de vista, para generar una firma genética de esas características, el virus debió afectar a una población significativa”, coincide Alexandrov.
Asimismo, los autores creen que en el curso de la epidemia, la selección favoreció variantes de genes humanos que presumiblemente condujeron a una enfermedad menos grave.
LEER EL PASADO EN LOS GENES
Alexandrov compara la información del pasado que pueden ofrecer los datos genéticos modernos con la de los anillos de los árboles: “El genoma humano moderno contiene información evolutiva que se remonta a decenas de miles de años atrás, de la misma forma que el estudio de los anillos de un árbol nos ofrece información sobre las condiciones que experimentó a medida que crecía”, señala Alexandrov, de la Alianza de Biología Sintética CSIRO-QUT y del Centro de Genómica y Salud Personalizada.
Según este especialista en genética, “al comprender mejor estos virus antiguos que han afectado a los humanos, logramos comprender cómo los genomas de diferentes poblaciones humanas se adaptaron a ellos, y adquirimos la capacidad de identificar virus que han causado epidemias en el pasado distante y pueden hacerlo en el futuro”. Este aspecto, añade, podría ser útil “para compilar una lista de virus potencialmente peligrosos y desarrollar diagnósticos, vacunas y medicamentos en el caso de que regresaran”.
Por lo que respecta a la posibilidad de encontrar más epidemias de coronavirus en el pasado en otras zonas geográficas del mundo, Enard afirma que es posible hacerlo si se examinan específicamente adaptaciones más recientes: “De hecho, podemos buscar firmas de epidemias de virus antiguos en cualquier población humana con un número suficientemente grande de genomas secuenciados. Una vez conseguido esto, podemos mirar en cada una de las poblaciones si sufrieron epidemias causadas por coronavirus o por otros tipos de virus diferentes, mi laboratorio está trabajando en ello, y nos estamos centrando primero en los coronavirus antiguos por la urgencia de la epidemia actual”.
OBSTÁCULOS PARA PREDECIR LA PRÓXIMA PANDEMIA
Y mientras algunos científicos están centrados en buscar coronavirus pasados, otros intentan determinar si es posible predecir cuándo y en qué grupo de animales surgirá probablemente la próxima pandemia de un virus. El hecho de que la mayoría de los virus que provocan enfermedades humanas provengan de otros animales ha animado a varios equipos a intentar desarrollar lo que han denominado ‘predicción del riesgo zoonótico’. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista PLOS Biology echaba un jarro de agua de fría a esa línea de trabajo.
Según sostiene el equipo liderado por Michelle Wille, de la Universidad de Sidney, esas predicciones zoonóticas tienen un valor limitado y no nos dirán qué virus causarán la próxima pandemia.
Como ejemplo mencionan la actual pandemia. El SARS-CoV-2 emergió de una especie animal pero no sabemos todavía con seguridad de qué especie.
Wille y sus colegas argumenta que la predicción del riesgo zoonótico se encuentra con tres obstáculos. En primer lugar, se basa en colecciones de datos minúsculas. Pese a que se ha trabajado durante décadas, se han identificado menos del 0,001% de todos los virus, incluso de las especies de mamíferos de los que probablemente emergerá la próxima pandemia.
En segundo lugar, afirman que estos datos también están muy sesgados hacia los virus que más infectan a los seres humanos o los animales domésticos, o que ya se sabe que son zoonóticos. La realidad es que no se ha buscado virus en la mayoría de especies animales, y además, los virus evolucionan tan rápidamente que cualquier estudio de este tipo quedará pronto desactualizado y por lo tanto, tendrá un valor limitado.
Desde su punto de vista, habría que centrarse en realizar una vigilancia intensiva de los virus que vayan surgiendo. Así, proponen muestrear extensamente a animales y humanos en los lugares donde interactúan. Este enfoque, argumentan, permitirá detectar nuevos virus tan pronto como aparezcan en personas y antes de que desencadenan pandemias. De esta forma habrá más posibilidades de evitar una pandemia como la de Covid-19.