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Operación de Cancer

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.

Una vez tienes una sospecha de diagnóstico de cáncer, basado en que tu próstata está más dura al tacto rectal y/o existe la elevación de tu PSA (prueba de laboratorio de antígeno prostático), que todo hombre a partir de los 55 años debe realizarse anualmente y a más temprana edad, si su padre o abuelos lo padeció o con la evidencia mostrada por la resonancia magnética, que puede darte pistas sobre el cáncer.

El diagnóstico de cáncer de próstata se confirma con el resultado de la biopsia de la próstata, que no es nada más que tomar muestras del tejido prostático y llevar al laboratorio para ver el grado de modificación celular producido por el cáncer y clasificarlo del 1 al 5, siendo el primero menos maligno y el quinto el peor, ya que significa que tienes metástasis o que el cáncer se fue a otros órganos del cuerpo humano entre ellos los huesos y el hígado.

Una vez confirmado el diagnóstico, tomando en cuenta tu edad y riesgo, valoras las opciones de tratamiento entre las que caben el seguimiento cada seis meses, la radioterapia o la remoción de la próstata a través de cirugía convencional o asistida por robot.  En mi caso, opté por la última, pues esperar 6 meses no va a mejorar mi cáncer, al contrario, lo lógico es que se acelere, por lo tanto, es mejor hacerlo lo más pronto posible, pues la edad sigue avanzando y a mayor edad más riesgo.

Yo alerté a los médicos y anestesistas que durante mi operación de mi pierna hace más de 10 años, se me había producido un gran coágulo que podía haberme dado un infarto o un accidente cerebrovascular o derrame. Este antecedente ayudó, pues me pusieron medias compresoras y medias neumáticas, que te aprietan y aflojan los gemelos, simulando el caminado, ya que los músculos posteriores de ambas piernas ayudan a regresar la sangre venosa al corazón y éste la envía a los pulmones a oxigenarse, por eso es muy importante caminar después de operado y seguir caminado varias veces al día, lo que te ayuda a recuperar más rápido, disminuir tu dolor, poner en mejor funcionamiento tus órganos y vas ganando energía, pues la cirugía te la quita.

Una vez operado, sales con una sonda uretral en el pene, que ayuda a que la orina producida por ambos riñones y que se almacene en la vejiga, pueda salir hacia afuera, a una bolsa cerrada la cual tiene que estar limpiándose cada 3 horas o cuando esta se llene, lo que va a depender de la cantidad de agua que ingieras. Al principio es normal que aparezca mucha sangre en la orina y posteriormente se va a ir aclarando, es importante contabilizar la cantidad de orina que produces, para confirmar que tus riñones estén funcionando adecuadamente.

Una vez que estés dado de alta del hospital, en casa tienes que tomar las medidas higiénicas más estrictas posibles, seguir caminando y tomar tus medicamentos según la indicación médica. Las heridas en el abdomen no dejan de ser molestas, al igual que la incomodidad de la sonda, pero vas aprendiendo poco a poco a manejar la situación llenándote siempre de paciencia y estando claro de que vas por buen camino.

Hasta aquí vamos bien, pero todavía tienes que enfrentar otros problemas causados por la cirugía y estar atento a no tener fiebre alta, supuración en las heridas, dolores mayores o falta de movimiento de tus intestinos y gases. Lo importante de este proceso es que debes prestar mucha atención a tu recuperación.

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