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¿Perdemos el impacto del lavado de manos e higiene?

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, médico especialista en Epidemiología

Colegas médicas me compartieron su experiencia dónde están observando en sus pacientes la reaparición de algunas enfermedades, que se habían controlado en nuestro país, sin proponérselo, por el solo hecho de haber adoptado el hábito del lavado de manos más frecuente y el incremento en la higiene personal, recomendaciones que hemos brindado para evitar la COVID-19 y otras enfermedades.

Comienzan a consultar pacientes con afectaciones virales como el Herpes zóster (dolores fuertes en las costillas) y Herpes labial desde diciembre 2021, Escabiasis o sarna en enero 2022, piojos desde febrero 2022. Todo esto estaba ausente desde marzo 2020 cuando se instauró el lavado de manos estricto y las normas de higiene.

Una vez más se demuestra la importancia del lavado de manos, medida de salud personal y pública de un gran impacto, con un costo mínimo y de fácil aprendizaje.

¿A quién se le ocurre dejar de lavarse los dientes o las manos después de defecar, ¿olvidarse del baño? Yo creo que a nadie que esté en su sano juicio y, entonces, por qué con la epidemia de la COVID-19 presente en nuestro país, suspendemos hábitos higiénicos.

Será por rebeldía, por libertad mal entendida, por falsa seguridad, por carencia de educación en salud, porque no hay campaña permanente, por el inexistente liderazgo en salud pública, porque no aprendemos, porque no nos multan o por otras causas.

Todos contamos con la capacidad de influenciar a las personas que nos rodean, recordando que

lavarse las manos con jabón elimina los microbios de las manos, ayudando a prevenir infecciones en los ojos, la nariz, la boca, pulmones, estómago e intestinos y ayuda a disminuir la diarrea, resfriados, parasitosis, enfermedades gastrointestinales, el ausentismo laboral y escolar.

Por otro lado, es una lástima que las autoridades de salud no hayan reforzado las medidas de prevención, no solamente a nivel de las personas, familias y comunidades, sino también en las unidades de salud. En estas últimas los pacientes llegan por una enfermedad específica y adquieren otra que le es trasmitida por el trabajador de la salud, si éste no cumple con el lavado de manos entre paciente y paciente, siendo esta parte de su cuerpo la principal forma de contagiar a otros al entrar en contacto físico y también la que se puede eliminar con el menor costo, por lo que el compromiso debe ser no dañar al paciente.

Lavarse las manos con agua y jabón por al menos 40 segundos es un acto de higiene personal que tiene un impacto positivo en quienes nos rodean, pues al evitar enfermarnos paramos la transmisión de la enfermedad a otras personas. Es nuestra responsabilidad enseñarles la teoría y la práctica de lavado de manos a las nuevas generaciones y exigir a las actuales el cumplimiento de esta.

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