· Dos millones de niños menores de 18 años han perdido a su cuidador primario.
La Covid 19 ha afectado de manera directa a la población adulta, más de cuatro millones han fallecido en el orbe debido a esta pandemia, y si bien la mayoría son adultos, el impacto en los menores no ha sido cuantificado.
Los y las niñas han visto cambiar vertiginosamente su mundo, se les ha obligado, al igual que a los adultos a aislarse, tener poco o nulo contacto con sus pares debido a la suspensión de clases presenciales, eventos sociales y deportivos.
Lo que parecía que sería un cambio temporal, se ha ido alargando por más de 16 meses, quienes viven en zonas de menores ingresos son quienes más han tenido que padecer esta situación.
Una niña o niño de clase media, en general ha tenido a su alcance la tecnología que les permite mantener sus clases en línea y el contacto con amigos/as y familiares, pero en el caso de los estratos más empobrecidos la situación ha sido más grave.
Esto dejará secuelas a largo plazo en su desarrollo, que deberán ser investigadas para proponer algunas soluciones.
Además de estas pérdidas, han enfrentado la muerte de sus cuidadores, padres, madres y abuelos que limita sus posibilidades de desarrollo físico, intelectual y económico.
Una publicación de la revista Lancet señala que los países con la tasa más alta de mortalidad de cuidadores primarios son: Perú con 10,2 dos menores por cada mil; Sudáfrica 5.1; México 2.5; Brasil 2.4; Colombia 2.3; Irán 1.7; Estados Unidos 1.5; Argentina 1.1; y Rusia 1.0.
En ese mismo periodo, otro millón de niños perdieron a un abuelo o abuela que los cuidaba.
Estos datos se basan en los datos sobre la Covid-19 que proporciona la Universidad Johns Hopkins.
Los estudiosos del tema proponen que una manera de prevenir las muertes y su impacto social en los menores son: intensificar la vacunación, en México y otros países ya se está actuando en ese sentido.
Pruebas de rastreo de contactos, medidas de mitigación rastreo y aislamiento de personas afectadas y sus contactos.
Preparar a las familias extendidas para que atiendan a las/los niñas que se quedan sin cuidado parental a fin de evitar que vayan a parar a una institución.
Proteger a los menores de un mayor riesgo de pobreza, vulnerabilidad y violencia apoyando a padres y cuidadores con programas de protección social que tomen en cuenta este grupo etario.
Intensificar los mensajes desde las autoridades de salud para invitar a la población a seguir manteniendo las medidas de protección como son el uso correcto del cubrebocas en lugares cerrados, o de alta concurrencia, mantener la sana distancia de un metro y medio mínimo, acudir a vacunarse y proporcionar a las y los menores la información que les permita proteger su salud y la de sus seres queridos.
El estudio se puede consultar en http://www.thelancet.com/journals/lancet5/article o en la página del Banco Mundial.