Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.
Los trombos o más conocidos como coágulos en los pulmones, es una de las complicaciones que ocurren después de operaciones quirúrgicas prolongadas, de más de media hora, si se hacen cirugías en tórax o pecho, corazón o abdomen, en la medida que la duración aumenta el riesgo también sube. Esto es producto de que la persona permanece en reposo, en una sola posición por tiempo prolongado, haciendo que la sangre no circule con suficiente velocidad. Recordemos que nuestro corazón impulsa la sangre que le llega sucia por las venas, la bombea a los dos pulmones, derecho e izquierdo, quienes la oxigenan regresando al corazón, el cual la impulsa a todo el cuerpo a través de las arterias, hasta los lugares más alejados que son las puntas de los dedos. Pero además del corazón, nuestros gemelos o músculos ubicados detrás de las piernas, desempeñan un papel importante pues al contraerse y relajarse, asunto que sucede al caminar, sirve como una segunda bomba y hace que la sangre regrese al corazón, repitiéndose esto al menos 60 veces por minuto.
Por eso insistimos que la vida es movimiento y que todos, pero especialmente las personas mayores deben estar activas. De hecho, en vez de promover que pasen sentados todo el día en sillas de abuelitas, llevémoslos a caminar diariamente, que además sirve de paseo, les mejora su salud mental, el ánimo, disminuye los dolores y previene varias enfermedades.
Si bien los coágulos de sangre pueden afectar en cualquier edad, hay ciertos factores de riesgo, como operaciones, hospitalización, embarazo, cáncer y algunas clases de tratamientos de cáncer que pueden aumentar su riesgo. También el reposo en cama prolongado, viajes largos sentados, fumar, sobrepeso y el estrógeno de las píldoras anticonceptivas.
Ahora bien, una vez que se forman los coágulos, la mayoría de las veces en las piernas dentro de las venas profundas, estos se desprenden y viajan hacia el corazón y puede ocurrir que obstruyan arterias del corazón o del cerebro produciendo infartos o muerte celular o bien llegan a los pulmones impidiendo que pueda cumplir su función de respiración o sea no ocurre el intercambio gaseoso entre el dióxido de carbono y el oxígeno, produciéndose lo que se conoce como embolia o trombosis pulmonar con o sin aumento de la presión arterial dentro de los pulmones, que puede ser mortal. La persona siente falta de aire de forma repentina, inclusive en reposo y empeora si realiza alguna actividad física, dolor agudo en el pecho y cuando respiras profundo, toses, te inclinas hacia adelante o te agachas, puede ocurrir un desmayo o síncope por disminución de la frecuencia cardíaca o sea las veces que se contrae el corazón o por disminución de la presión arterial.
Entre las complicaciones están un paro cardíaco, cuando el corazón deja de latir repentinamente, una arritmia cardíaca o sea que el corazón no mantiene un ritmo regular, y derrame pleural o acumulación de líquido en la membrana que rodea los pulmones lo que dificulta la respiración. Un tercio de las personas con embolia pulmonar no diagnosticada y no tratada no sobreviven, pero si se diagnostica y trata con prontitud, esa cifra disminuye drásticamente. Para prevenir estas complicaciones se utilizan medias de compresión o medias neumáticas que a través de una máquina aprietan y sueltan continuamente las piernas especialmente en los gemelos músculos de su parte posterior para simular el caminado a lo cual se puede acompañar con anticoagulantes inyectados y orales, levantar las piernas de 10 a 15 cm con una almohada o bien unos tacos en las patas de tu cama donde colocas tus pies, moverse lo más que puedas desde que te operan y beber mucho líquido, que evita la deshidratación que favorece el desarrollo de coágulos