El carbono amorfo es una forma de carbono elemental que carece de la estructura dura y cristalina del grafito o el diamante. Este material suele formarse a temperaturas y presiones extremas, o durante la combustión de materia orgánica.
Un lugar cotidiano donde se puede encontrar el carbono amorfo es allá donde se ha quemado leña. Cuando esta arde, la intensidad del calor crea una reacción que desintegra la madera y deja un hollín negro y ceniciento. Esa sustancia residual contiene carbono amorfo.
El carbono es un componente esencial de toda la vida conocida en nuestro planeta. El ciclo del carbono regula la liberación y la absorción de carbono de diversas fuentes naturales (como el océano, el suelo, los procesos geoquímicos y las emisiones artificiales) de un modo que, si no hay interferencias graves, tiende a mantener un delicado equilibrio de este elemento crucial en nuestro mundo.
El aumento de dióxido de carbono y metano en la atmósfera es el principal responsable del cambio climático global.
El equipo internacional de Kylie Allen, del Instituto Tecnológico de Virginia (Virginia Tech) en Estados Unidos, ha descubierto que dos tipos de microorganismos (unos metanógenos y los otros metanótrofos anaeróbicos) son capaces de producir esa forma citada de carbono elemental, el carbono amorfo.
Para los investigadores que estudian los metanógenos y los metanótrofos anaerobios, el descubrimiento desafía todas las expectativas anteriores sobre lo que pueden hacer los microorganismos de esos tipos.
“Nunca pensamos que el carbono amorfo pudiera ser producido por organismos vivos, teniendo en cuenta las reacciones químicas, normalmente extremas, que se necesitan para formarlo”, enfatiza Robert White, del Virginia Tech y miembro del equipo de investigación.
El estudio se titula “Biogenic formation of amorphous carbon by anaerobic methanotrophs and select methanogens”. Y se ha publicado en la revista académica Science Advances.