Dr. Leonel Argüello Yrigoyen, médico Epidemiólogo
La pérdida de alguien querido o de algo que nos importa es uno de los mayores desafíos de la vida. Aquí se incluye la muerte, pérdida de amistad, de colegas o conocidos, divorcio o separación, de una mascota, de su salud, trabajo, hogar, un sueño de su futuro o la seguridad.
Las reacciones y emociones que se experimentan son difíciles e inesperadas, producen dolor, incredulidad, tristeza, culpa, ira y miedo, que puede ser abrumador, agotador e incluso físicamente doloroso. La pena puede hacer difícil dormir bien, comer, pensar con claridad o concentrarse. También puede desafiar nuestra identidad y sacudir nuestra fe en muchas cosas, incluyendo en nosotros mismos, en otros, en la forma en que funciona el mundo y la naturaleza, y en la existencia de un poder superior. Todas estas son reacciones normales a la pérdida. Cuanto más significativa es la pérdida, más intenso es el dolor.
El proceso del duelo es una experiencia muy personal. La forma en que experimentamos y vivimos el dolor depende de muchos factores personales y de lo que nos rodea, pudiendo durar semanas o meses.
Para ayudarse a sobrellevar mejor el proceso del duelo, es importante reconocer, aceptar nuestro dolor, tratar de ignorarlo empeora las cosas a largo plazo. Si te hieres en la piel, hay que examinar la herida, ver su profundidad y lo que ha dañado, limpiarla, protegerla, vigilarla y sanarla. Es igual para las heridas emocionales. Es importante sentir la emoción, no reprimirla, no importando si es de dolor o alegría.
Existen cinco etapas del duelo, la negación, ira, negociación, depresión y aceptación, pudiéndose mezclar en la medida que van evolucionando. Si su día es muy difícil concéntrense en el día a día. Sea paciente e intente dormir siete u ocho horas diarias, coma muchas frutas y verduras, camine o haga un ejercicio que le guste. Mantenga y aumente sus relaciones sociales, sus vínculos familiares y de amistades, pase más tiempo con las personas a quienes ama y en quienes confía, comparta su pena y evite estar mucho tiempo solo, comparta los momentos lindos que tuvieron. No descuide la parte espiritual y en lo que usted cree. Conozca las experiencias de otros. Escriba sus sentimientos y sus pensamientos, o escríbale al fallecido. Puede buscar ayuda profesional. Prepárese para los aniversarios, el dolor tiene su propio ritmo, naturaleza y duración que no podemos controlar y no es olvidar a su ser querido es recordarlo de una manera que no le produzca dolor, sino agradecimiento y alegría por los buenos tiempos.
Si siente que el dolor es demasiado para soportarlo o si la intensidad de emociones como la tristeza, la culpa y la ira no se calma con el tiempo, busque un profesional de la salud mental con experiencia en el asesoramiento sobre duelo.