Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, médico epidemiólogo

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que afecta a millones de personas en el mundo. El cuerpo se auto ataca porque identifica mal, como que fuera un enemigo, a una parte de nuestro cuerpo que es normal, destruyendo la capa que recubre y protege las fibras nerviosas, interfiriendo de esa manera la transmisión normal de los impulsos nerviosos entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo esta capa protectora del nervio, llamada mielina, se daña, se forman áreas de cicatrización o esclerosis, que interfieren con la capacidad del cerebro y la médula espinal para comunicarse con el resto del cuerpo, provocando una variedad de síntomas o malestares neurológicos de lo más variado en intensidad y duración.

La causa puede ser una combinación de factores genéticos y ambientales, aún se desconoce la causa exacta, sin embargo, se han identificado algunos de los factores de riesgo, entre ellos la predisposición genética, que es más común en personas con antecedentes familiares de la enfermedad; el ambiente, con la exposición a ciertos virus, la deficiencia de vitamina D, la exposición limitada al sol y el tabaquismo; el sexo femenino, es mucho más común en mujeres que en hombres; la edad entre los 20 y los 40 años y la etnicidad pues es más común en personas de ascendencia europea.

Los malestares de la Esclerosis Múltiple pueden variar ampliamente, por ejemplo, visión borrosa, doble o pérdida temporal de la visión; dificultad para caminar, debilidad en las extremidades por afectación de los músculos; entumecimiento, hormigueo o dolor en las extremidades por alteraciones en la sensibilidad; mareos, falta de coordinación y dificultad para mantener el equilibrio; cansancio extremo que no mejora con el descanso y dificultades con la memoria, la concentración y otras funciones cognitivas.

El diagnóstico de la esclerosis múltiple puede ser complejo, ya que sus síntomas se superponen con los de muchas otras enfermedades. Requiere una evaluación detallada de los síntomas y el examen físico y neurológico, una resonancia magnética para identificar lesiones en el cerebro y la médula espinal, una punción lumbar para analizar el líquido cerebroespinal y detectar marcadores de inflamación y potenciales evocados que es una prueba que mide la respuesta del cerebro a estímulos visuales, auditivos o eléctricos.

Actualmente, no existe una cura, hay varios tratamientos disponibles para controlar los síntomas y modificar el curso de la enfermedad. Las opciones incluyen medicamentos que pueden reducir la frecuencia y severidad de los brotes, que manejen síntomas específicos como espasticidad, dolor o fatiga, la fisioterapia, terapia ocupacional y terapia del habla pueden ayudar a mejorar la función y la calidad de vida. El ejercicio regular, una dieta saludable y el manejo del estrés también son importantes.

Vivir con esclerosis múltiple es desafiante, genera mucha ansiedad, pero muchas personas llevan una vida plena y activa. El apoyo emocional y psicológico, así como la participación en grupos de apoyo, puede ser fundamental para manejar la enfermedad.
Pregúntele a su médico sobre su enfermedad, qué puede esperar a medida que pasa el tiempo y cómo pueden trabajar juntos, para manejarla mejor.